Las dos verdades
El ferrocarril es un medio de transporte demasiado grande para estar en manos de una empresa privada o un particular. Incluso teniendo dinero suficiente para pagar los trenes, que no son baratos, haría falta manejar cantidades gigantescas de dinero para comprar los terrenos donde instalar las vías. Todavía es posible que una empresa posea una línea de tren en lugares con suelos baratos donde salga rentable transportar muchas mercancías entre dos sitios relativamente cercanos, como es el caso de los ferrocarriles mineros en países en vías de desarrollo, pero en cuanto la distancia aumenta, gestionar un ferrocarril se vuelve imposible por muy grande que sea la empresa.
Por eso el tren depende mucho del Gobierno de la región o del país, haciendo de la cuestión ferroviaria un asunto más relacionado con la política que con la economía o la ingeniería.
Desde que, en el imperio Romano se empezó a permitir a los políticos la acumulación de riqueza, la sombra de la corrupción ha estado siempre relacionada más o menos por el poder, permitiendo que las decisiones de ciertas personas sin méritos ni formación estuviesen por encima de la razón o del interés general y, como el ferrocarril siempre ha dependido de estas políticas, está lleno de grandes errores que han condicionado la vida y el futuro de países enteros, como la decisión del ancho ibérico de la que hablamos hace dos capítulos o las inversiones ruinosas en líneas sin futuro o, aún peor, la sentencia de muerte de proyectos rentables por culpa de razones estúpidas que no se podrían confesar sin acabar después en prisión.
De un tiempo a esta parte, con la consolidación de las democracias en casi todo el planeta, se ha producido un cambio muy importante: Hemos pasado de la imposición dictatorial a la posverdad.
La posverdad es una palabra que nació en la década de los años 90, que quiere decir mentira, pero cuando el que la dice se apoya en mecanismos de ingeniería social, que es otra forma de definir la manipulación del pueblo. En el caso del ferrocarril, la manipulación suele consistir en simplificar mucho las decisiones omitiendo argumentos muy importantes para que el pueblo se quede con lo fácil y decida, por pura lógica, que la decisión tomada al ser simple tiene que ser también correcta.
La simplificación suele ser muy fácil porque pocas personas saben lo que hay entre los bastidores del mundo del tren y porque es realmente difícil ponerse en contra de los argumentos que usan… y te pondré un ejemplo: Siempre que se abre una nueva línea de alta velocidad olvidan decir que al mismo tiempo se cierra el tren normal, que es mucho más económico y que además suele dar servicio a ciudades y pueblos a los que nunca llegará un Ave. Nunca dicen que el billete del nuevo tren de alta velocidad cuesta más del doble que el del otro tren y tampoco dicen que ya no hay tanto espacio para las maletas, que el asiento va a ser más incómodo, que las personas mayores deben apañárselas para ir solas porque no se permite que nadie les acompañe al tren, que hay que pasar un control de acceso con rayos X, que los billetes ya no van a tener un precio fijo, que la nueva estación muchas veces va a quedar alejada del centro de la ciudad, que los billetes deben ser nominales y que sólo podrás escoger la plaza en la que quieres viajar si pagas una tarifa billete mucho más cara. Para despejar las dudas te dirán que el Ave es el tren del futuro y que el otro tren es antiguo, como en los tiempos del vapor.
¿Quién no quiere el tren del futuro? ¿Quién preferiría viajar en el viejo tren de vapor existiendo esa chulada?
El capitalismo y la famosa Ley de la oferta y la demanda están ahí para que, como consumidor, puedas escoger un producto mejor si no te ha gustado lo que tienes. Se supone que las empresas de autocares o las líneas aéreas compiten para que escojas lo que más te conviene y esa competencia es buena, pero a veces pactan entre ellas y es un delito que se castiga severamente.
Sin embargo lo que ocurre con el ferrocarril no se castiga porque es el propio Gobierno el que permite que te roben los derechos que tienes como consumidor. La impunidad que dan los políticos a los directivos del tren es la razón detrás de las subidas de precios del ferrocarril, de los cierres de líneas, de las irregularidades en empresas que hasta no mucho funcionaban correctamente y, no lo dudes, es la culpable de que, a pesar de las directivas europeas, cada vez veas menos trenes de mercancías y más camiones de gran tonelaje en las carreteras.
La posverdad está detrás del cierre de líneas, de la España vaciada, de los precios abusivos de la alta velocidad, de la desaparición de los trenes nocturnos, de la extinción de los trenes internacionales, de la aniquilación de los trenes de mercancías y del aumento de servicios de autobús en líneas de medio y largo recorrido.
En el capítulo de hoy hablaremos de todo esto, pero antes te explicaré cómo funciona el guiado por pestañas de las ruedas de los trenes, a continuación, después de haber conocido lo que es un bloqueo en el capítulo anterior, pasaré a explicarte cómo funcionan los bloqueos de tipo manual.
Retomando el tema de esta introducción te explicaré desde mi punto de vista lo que fue la gran línea Santander – Mediterráneo y por qué no habías oído hablar de ella hasta hoy.
A continuación nos iremos hasta tierras de Castilla y de Cantabria con la segunda etapa del viaje del Transcantábrico de 2007 que comenzamos en el capítulo anterior. ¿Sabías que por una de estas decisiones políticas desafortunadas habría sido imposible repetir esa etapa tal como te la conté?
Resulta que desde el año 2011, con la excusa de un tranvía que nunca llegó, se suprimió la línea de Feve entre León y Cistierna. Ahora es un autobús, posiblemente hasta que cierre para siempre, porque este es otro de esos trenes amenazados de cierre gracias a la posverdad.
Y como siempre, terminaremos la sesión de hoy con una nueva imagen; una foto ferroviaria de tiempos pasados, que intentaré contarte para que la puedas imaginar. Luego, si quieres, podrás visitarnos en nuestra web montefaro.eu/entrenescuchen, en nuestras cuentas de twitter o telegram y ahí encontrarás la imagen de la que te hablaré.
¿Sabes? Hay una forma de luchar contra la posverdad, y es la información.
Cuanto más sepas más libre serás. Por eso, desde este humilde rincón de internet quiero que aprendas y que enseñes; entre todos podemos obligarlos a dar marcha atrás.